Cada 27 de enero se realiza el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto tal cual lo estableció la Asamblea de las Naciones Unidas en 2005. Lo que no está muy difundido es que se trata del recuerdo de la liberación del Lager de Auschwitz- Birkenau por parte del Ejército Rojo de la Unión Soviética en su contraofensiva posterior a la heroica defensa de Stalingrado finalizada en el invierno de 1943. Las tropas de la URSS que ingresaron en territorio polaco, y que ya habían ocupado Varsovia unos días antes, liberaron el campo emblemático de la dictadura nazi en el cual quedaban 7600 internos agotados, enfermos y en extrema debilidad que por ello no habían sido objeto de la última crueldad nazi, las llamadas “marchas de la muerte”, cuyo objeto era conducir a pie a aquellos que pudieran seguir trabajando como mano de obra esclava para la maquinaria fascista hasta nudos ferroviarios en donde subieron a trenes que los condujeron a territorio alemán.
El Holocausto significó la muerte de un tercio de la población judía mundial (2/3 de la europea), un número incalculable de opositores políticos (muchos de los derrotados en la Guerra Civil Española fueron a dar al peor Lager de todos que era el de Mauthausen en territorio austriaco, donde según Himmler se internaba a los irrecuperables) , prisioneros de guerra (2.700.000 rusos murieron de inanición y enfermedades) y de otros colectivos como integrantes de los pueblos Sinti y Roma, Testigos de Jehová y homosexuales. La maquinaria exterminadora había sido ensayada en la política de purificación aria (llamada T4) que significó la muerte de 70.000 alemanes pues según el lema oficial “no tenían vidas dignas de ser vividas”, de esta manera pacientes psiquiátricos, discapacitados físicos y mentales y enfermos crónicos fueron asesinados bajo supervisión médica en centros especialmente preparados al efecto. Muchos oficiales nazis encargados luego de administrar cruelmente los campos de concentración y exterminio se foguearon en el T4.
En el marco de la conflagración mundial en territorio europeo y por las circunstancias del conflicto bélico en el terreno, la voluntad primigenia nazi de expulsar a los judíos de Europa derivó en su exterminio por medio de asfixia por gaseamiento, disparos, agotamiento por el trabajo, tortura o experimentos pseudo-científicos. La porfía criminal llegó al extremo de gasear víctimas incluso dos días antes de la definitiva derrota bélica.
Debemos mencionar la resistencia de los prisioneros puesta de manifiesto en varias oportunidades en forma de levantamientos, rebeliones y fugas, sucesos ocurridos en condiciones de enorme desventaja y que produjeron al menos la supervivencia de un puñado de internos que narraron al mundo la escala enorme de la maquinaria burocrática y criminal nazi.
El Holocausto como acontecimiento histórico ha generado una producción historiográfica monumental y sigue siendo hoy en día uno de los sucesos más estudiados por innumerables especialistas de todo el mundo. Un relevamiento reciente inventariaba más de 16.000 libros sobre estos infaustos hechos.
En el presente, la proliferación de las nuevas derechas globales ha multiplicado la difusión de mensajes negacionistas o vindicadores de la dictadura nazi, hecho que nos debe alertar para evitar su pregnancia como recursos intelectuales,culturales y políticos.
El Holocausto fue el resultado de una política racial genocida que significó una tragedia humana de dimensiones gigantes y al que debemos intentar explicar y recordar siempre, para, lógicamente, evitar su repetición.
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