Nacida en Bahía Blanca, Ana fue una brillante estudiante de grado del Observatorio Astronómico de La Plata en la década del 70. También fue una persona con un fuerte compromiso social que dio su vida en defensa de la libertad. En 1975 había fallecido su padre, Antonio Diego, matemático de la Universidad Nacional del Sur, a quien militantes de la época recuerdan como “uno de los primeros profesores con los que pudo contar el movimiento estudiantil bahiense”. Su mamá, Zaida Franz, es miembro fundadora de Madres de Plaza de Mayo y participó en Bahía Blanca de las primeras reuniones de familiares de desaparecidos y en La Plata de las primeras marchas de Madres.
En su discurso inaugural al asumir su segundo mandato, la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner la recordó y la relacionó con la foto en la que aparecía Dilma Rousseff (presidenta de Brasil), cuando estaba encarcelada. Afirmó: "Hoy Dilma ocupa el sillón de uno de los países más importantes del mundo, a lo mejor esta joven pudo haber estado sentada en el mismo lugar que estoy yo".
Era militante de la Federación Juvenil Comunista y la secuestraron en la zona de El Bosque de La Plata al mediodía del 30 de septiembre de 1976, al salir de la facultad, por una patota de represores de civil que se movilizaba en dos Fiat sin patente. “Nos saludamos, me pidió la hora y en ese momento nos encapucharon y nos metieron adentro de un auto”, declaró Carlos Schultz en el primer juicio a los subordinados del general Ramón Camps. Ana alcanzó a gritar su nombre antes de que se la llevaran. Los represores destrozaron y vaciaron luego el departamento que alquilaba. Ana fue vista en dos centros clandestinos: Pozo de Arana y Brigada de Quilmes, del Circuito Camps.
"Era solidaria hasta en los momentos más difíciles. Ella compartía habitación con una chica chilena y cuando le preguntaron donde vivía, mintió la dirección para no delatarla. Eso le valió una paliza, otra paliza más", recuerda Nora Ungaro, hermana de Horacio, uno de los adolescentes secuestrados en La Noche de los Lápices y compañera de detención de Ana.
El Equipo Argentino de Antropología Forense identificó en abril de 2012 los restos de Ana en una fosa común del cementerio de Avellaneda. Su madre de 84 años, dijo después de la noticia de la identificación “llena de luz un vacío, es como que está otra vez en la familia, la sentimos profundamente con nosotros (...) “Ahora falta la justicia, una sentencia, y avanzar con los cómplices civiles”.
Según decidió la Unión Astronómica Internacional (UAI), el asteroide 11441 se llama ahora "Anadiego" en honor de ella. Lo hizo a pedido del decano de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de la Universidad de La Plata, Adrián Brunini.
Una compañera de cautiverio recuerda a Ana Teresa Diego
La sobreviviente de la Noche de los Lápices, Emilce Moler, habló de los momentos de encierro compartidos con la estudiante de Astronomía cuyos restos fueron localizados en Avellaneda.
Emilce Moler, una de las sobrevivientes de la Noche de los Lápices, recordó a Ana Teresa Diego, a 24 horas de conocida la noticia del identificación de sus restos en el cementerio de Avellaneda, con quien compartió una celda de detención en el centro clandestino de la Brigada de Investigaciones de Quilmes.
“Siempre supe que estudiaba Astronomía y nunca olvidé ese dato, porque cuando estábamos detenidas juntas, nos sacábamos las vendas de los ojos por un rato y Ana, a través de la sombra que se proyectaba en nuestra celda, hacía un cálculo para estimar qué hora era. Era un momento, un minuto en el que pensábamos en otra cosa, hasta que volvían los guardias y nos volvíamos a subir las vendas”, contó Emilce
“Nos conocimos en momentos muy difíciles para las dos. También recuerdo que militaba en la Juventud del Partido Comunista”, agregó.
La sobreviviente de la fatídica Noche de los Lápices apuntó que fue poco el tiempo que permanecieron juntas detenidas: “A mi me cambiaron de celda y nunca supe si a ella la habían trasladado a otro lugar o es que no la escuchaba más porque yo estaba en otro lugar”, dijo.
Ana Teresa Diego era oriunda de Bahía Blanca y estudiaba en al facultad de Astronomía de la Universidad Nacional de La Plata.
El 30 de septiembre de 1976 fue secuestrada en el Bosque, momentos después de abandonar la facultad.
Ayer se conoció la noticia de la identificación de sus restos en el cementerio de Avellaneda; noticia que causó enorme conmoción. Aún no se sabe cuándo serán restituidos sus restos a sus familiares. Su madre, Zaida Franz, vive actualmente en Villa Ventana, provincia de Buenos Aires.
En 1985, el testimonio de Emilce Moler fue clave por los aportes informativos que realizó al Equipo Argentino de Antropólogos Forenses; incluso un elemento que Emilce había desechado por considerarlo irrelevante: “Recuerdo que Ana vestía una camisa a cuadros, y fue un dato importante porque muchas veces se encuentran elementos que contribuyen a identificar los restos. Así que –conluyó Emilce-, me siento parte de ese rompecabezas que se fue armando hasta llegar a la restitución de los restos”, concluyó.
(Texto de Bibiana Parlatore, 15 de abril de 2012)
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