Léon Henri Jouhaux nació el 1 de julio de 1879 en París. Nieto de un combatiente de la Revolución de 1848 e hijo de un miembro de la Comuna que se estableció en París en 1871 tras la guerra franco-prusiana, creció en un ambiente familiar humilde y muy concientizado con la lucha de clases. En 1880, su padre, un modesto funcionario parisino, trasladó a la familia a la localidad de Aubervilliers en busca de un mejor salario como obrero de una fábrica de fósforos.
En su nueva residencia, cursó la enseñanza primaria y después se matriculó en el Liceo Colbert aunque, nueve meses después, tuvo que dejar las clases cuando su padre no cobró el sueldo por una huelga en la fábrica. Durante un año más asistió a la Escuela Diderot pero, finalmente, abandonó los estudios a los doce años para colaborar en la maltrecha economía familiar.
Con dieciséis años comenzó a trabajar en la fábrica de fósforos y muy pronto colaboró con las organizaciones sindicales. Se trasladó, al cumplir su mayoría de edad, a Argelia para cumplir el servicio militar pero tuvo que regresar a la fábrica antes de concluirlo porque su padre había quedado ciego tras una vida de trabajo con materiales volátiles.
En 1900 participó en un huelga, convocada para protestar por las condiciones de inseguridad en las que operaban los obreros y fue despedido. No le resultó sencillo encontrar un nuevo empleo estable y, durante algún tiempo, aceptó trabajos temporales en una refinería de azúcar, una planta de fertilizantes y un muelle de carga, al tiempo que asistía con regularidad a clases en la Sorbona y en la Universidad Popular de Aubervilliers.
Con la mediación del sindicato consiguió que lo readmitieran en la fosforera, donde se convirtió de inmediato en un líder obrero respetado y admirado por su talento como orador, su habilidad organizativa y una personalidad arrolladora. Con estas cualidades, no tardó en asumir responsabilidades sindicales. En 1906 fue elegido representante local de su unidad obrera en la Confederación General del Trabajo (CGT). En 1909 fue nombrado tesorero interino y, antes de que finalizara el año, fue elegido secretario general de la CGT, cargo en el que se mantendría durante casi cuatro décadas.
Durante su larga trayectoria al frente del movimiento sindical francés, abandonó gradualmente las posiciones más radicales de sus primeros años y las sustituyó por planteamientos más moderados, aunque a lo largo del tiempo mantuvo una encomiable coherencia en la defensa de los programas de acción sindical. En 1936, fue uno de los firmantes del Acuerdo Matignon que concedía a los trabajadores franceses importantes mejoras laborales, como la jornada de ocho horas, las vacaciones pagadas y el derecho a la organización y la negociación colectiva.
Preocupado por la crisis de las relaciones internacionales, previa al inicio de la Primera Guerra Mundial, trató de impulsar la unidad de las organizaciones obreras de los distintos países para trabajar por la paz, aunque cuando estalló el conflicto manifestó su apoyo a la posición francesa en la contienda y aceptó formar parte de varios comités gubernamentales. Entretanto, la CGT desarrolló un amplio programa pacifista en el que se hacía un llamamiento a la limitación armamentística, el arbitraje internacional, la desaparición de los pactos secretos y el respeto por las nacionalidades.
En 1916, presentó en la Conferencia de Leeds un informe que serviría para poner los cimientos de la fundación, tres años después, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Ya en 1919 en la Conferencia de Paz de París, se demostró indiscutible su influencia en la elaboración de los principios constituyentes de la OIT, siguiendo las recomendaciones del artículo XIII del Tratado de Versalles. Desde ese mismo año fundacional, Jouhaux fue elegido representante de los trabajadores en el cuerpo de Gobierno de la OIT.
Sus responsabilidades en el panorama sindical se extendieron también hacia la Federación Internacional de Asociaciones Sindicales, organismo en el que ocupó la vicepresidencia desde 1919 hasta 1945, cuando la organización se reconstituyó en la Federación Mundial de Asociaciones Sindicales y el movimiento sindical internacional sufrió un importante cisma por divergencias de carácter político abandonó la Federación Mundial y, junto a los líderes sindicales de otros países que también optaron por la escisión, formó la Confederación Internacional de Asociaciones Sindicales Libres, donde asumió una de las vicepresidencias.
A lo largo de su trayectoria sindical, había tratado de mantener la independencia política de la CGT aunque, en algunos periodos, la Confederación fue la referencia sindical del Partido Comunista. Como en ocasiones anteriores, surgieron diferencias irreconciliables sobre planteamientos tácticos e ideológicos entre la formación política y la sindical y, en 1947, optó por abandonar la CGT para fundar, junto a otros líderes, la CGT-Fuerza Obrera. Desde la presidencia de la nueva CGT-FO, abogó decididamente por los valores que, desde siempre, habían formado parte de su compromiso ideológico: la libertad sindical y su independencia del poder político, el establecimiento de los Estados Unidos de Europa, la unidad de acción de los trabajadores de todo el mundo y el incremento del rango social de la clase obrera.
La concepción de sindicalismo a la que consagró toda su vida ya había quedado plasmada en las páginas de la batalla sindicalista, el órgano de difusión de la CGT editado entre 1911 y 1921, amén de en sus muchas publicaciones y discursos. En cualquier caso, este ideario sustentado en la independencia, el federalismo y la unidad sindical atrajo rápidamente nuevos miembros a la CGT-FO. Desde 1947 hasta su muerte, fue presidente del Consejo Económico Nacional, organismo constituido con el objetivo de integrar todas las fuerzas productivas en la estructura económica de Francia.
Muere en París, Francia, el 28 de abril de 1954.
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