El 17 de enero de 1945 el Ejército Rojo concluyó con la liberación de Varsovia, capital de Polonia. El día 16 de enero, la guarnición alemana de Varsovia abandonó la ciudad para sustraerse al cerco. La huida enfureció a Hitler hasta el extremo de detener a tres oficiales de la Oficina de Operaciones del IKH supuestamente responsables del acto. El día 17, el Mariscal Gueorgui Konstantínovich Zhúkov y las unidades del Ejército polaco del Comité de Lublín penetraban en las ruinas de Varsovia.
Para aquella histórica ciudad, tan castigada durante la II Guerra Mundial, había terminado el conflicto bélico y la pesadilla de la ocupación nazi. Las tropas del Ejército Rojo dominaban sus calles. Se estima que entre 600.000 y 800.000 habitantes de la ciudad murieron durante la 2da Guerra Mundial. Un 30% de la ciudad fue destruida en la lucha, pero tras finalizarse la guerra casi toda la ciudad sería destruida. Anteriormente, tanto Hitler como Himmler habían expresado su deseo de destruir la capital polaca, siendo el sistema ferroviario la única estructura que sobrevivió, debido a que fue usado para el transporte de las tropas alemanas.
El Ejército Rojo tras un gran esfuerzo pudo ayudar al pueblo polaco y expulsar a los invasores nazis, trayendo consigo ánimos de prosperidad e ideales comunistas y de la construcción de un estado socialista polaco que más adelante se haría efectivo.
El 1 de febrero fue proclamada la República Popular Polaca. De inmediato, se creó una oficina de reconstrucción urbana. Grandes proyectos de viviendas prefabricadas fueron erigidos en Varsovia para hacer frente a la escasez inmobiliaria, junto con otros edificios típicos de una ciudad del Bloque del Este, como el Palacio de la Cultura y la Ciencia.
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