Nació en abril de 1976 en Buenos Aires, Argentina. Se graduó en la carrera de Filosofía en la Universidad de Buenos Aires. Publicó varios libros de poesía y narrativa, entre ellos Queriendo ser, Mínimamente, Flores cohibidas, Doble fila y El día que mi padre lloró.
Ha participado de diversas Ferias del libro tanto en Argentina como en Ecuador, Paraguay, Guatemala y Cuba.
En el año 2015 recibió la Beca de Letras del Fondo Nacional de las Artes, por su investigación “La literatura social infantil en Latinoamérica”.
Desde hace unos años dirige la editorial Clara Beter y dicta talleres literarios.
Este libro, en cierta manera, busca restablecer ese vínculo que Eva Perón tenía con el arte poético. Una relación férrea que se transparentaba no solo en la amistad que compartía con ciertos poetas, sino que a su vez la llevaba tanto a organizar peñas literarias, como a patrocinar distintos eventos y publicaciones. Vínculo que su temprana muerte terminó de sellar con muchos de ellos y ellas que, a modo de gratitud, escribieron y publicaron múltiples poemas. Trabajos que, como veremos, quedaron relegados, olvidados y perdidos por largos años.
El presente ensayo es fruto de una investigación que llevé a cabo durante el período 2014-2016 en el que fui adscripto de la cátedra de Pensamiento Argentino y Latinoamericano en la Facultad de Filosofía y Letras de la U.B.A. Durante ese tiempo, bajo la tutela del profesor Pablo Martínez Gramuglia, investigué, participé de encuentros universitarios y amplié la bibliografía referente al tema, pero sobre todas las cosas, revisé y reorganicé un material caótico que me había quedado de herencia de la compilación que había llevado adelante unos tiempo antes, y que fuera publicado como libro por el sello Punto de Encuentro en el año 2011. El mismo se llama Poetas depuestos. Antología de poetas peronistas de la primera hora y recoge cien poemas de autores y autoras que durante el período 1945-1955 escribieron y publicaron en distintos medios.
Gracias a esta publicación comencé a recorrer ferias de libros, unidades básicas y centros culturales, donde en los debates que se armaban posteriormente a la presentación de la obra, comenzó a surgir la idea de este ensayo. Sería ingrato si no remarcara la deuda que tiene el escrito actual con el libro anterior y todas las condiciones que lo hicieron posible.
Pero, para ser sincero, el agradecimiento mayor se la debo al poeta Alfredo Carlino. Él no solamente me hizo conocer la poesía peronista, de su propia voz, sino que además me ayudó en un par de momentos de la confección de aquel trabajo primero, pasándome información, nombres de poetas, anécdotas, en varios reportajes que le realicé. Vaya toda mi gratitud para con él.
Espero que este pequeño libro, que hoy los amigos del sello Acercándonos editan, sirvan de homenaje a esta gran mujer argentina, quien supo ser ejemplo de sus propias palabras. Esas que en La razón de mi vida, decían “El amor es darse, y “darse” es dar la propia vida”.
Pero que también oficien como un “ajuste de cuentas” con todas y todos aquellos poetas de aquellos años dorados del peronismo, quienes de un modo u otro, también ofrendaron su vida y su obra.