El 2 de diciembre de 1956, Fidel desembarcaba al frente de la expedición del Yate Granma, en Las Coloradas, provincia de Oriente. Dos días antes, los combatientes clandestinos del Movimiento 26 de Julio, al mando de Frank País, habían llevado a cabo en Santiago de Cuba un levantamiento de apoyo al desembarco. Al no coincidir ambas acciones, el levantamiento terminaba en un lamentable fracaso. Tras el revés del lugar llamado Alegría de Pío, que dispersara al contingente expedicionario, Fidel Castro y un puñado de combatientes lograban ganar el firme de la Sierra Maestra para constituir el núcleo inicial del Ejército Rebelde. Su carta de presentación sería, un mes después, la toma del pequeño cuartel de La Plata, acción que serviría para desmentir las versiones propaladas por la dictadura acerca del total exterminio de los expedicionarios.
En 1957, mientras el Ejército Rebelde se gestaba en las montañas con una serie de acciones entre las más importantes el combate de El Uvero, donde se aniquiló una guarnición de 59 soldados, en las ciudades se desarrollaba con gran ímpetu la lucha clandestina. El 13 de marzo de ese mismo año, un destacamento del Directorio Revolucionario realizaba un ataque al Palacio Presidencial en La Habana, con el propósito de ajusticiar al tirano, pero fracasan. En esta acción caería en combate José Antonio Echeverría, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). A los atentados y actos de sabotaje, la tiranía respondería con un incremento de las torturas a los detenidos y una oleada de crímenes.
En el mes de julio, el asesinato de Frank País provocaría una huelga espontánea que paralizó gran parte de la nación. Poco después, en septiembre, el alzamiento del puesto naval de la ciudad de Cienfuegos pondría en evidencia las profundas grietas en las fuerzas armadas del batistato. A finales de año, el ejército fracasa en su ofensiva contra la Sierra Maestra, en la que ya se han consolidado dos columnas guerrilleras.
A principio de 1958, el movimiento revolucionario decide acelerar la caída del tirano mediante una huelga general con características de insurrección. En la Sierra Maestra, Fidel Castro crea dos nuevas columnas al mando de los comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, quienes deben abrir dos frentes guerrilleros en otras zonas montañosas de Oriente. La huelga, convocada el 9 de abril, se malogra con graves pérdidas para las fuerzas revolucionarias. Batista cree llegado el momento de liquidar la insurrección, y en el verano lanza una ofensiva de 10 000 hombres sobre la Sierra Maestra. En feroces combates y batallas: Santo Domingo, El Jigüe, Vegas de Jibacoa, y otros, las tropas rebeldes derrotan a los batallones de la tiranía que logran penetrar en la Sierra y los obliga a retirarse. Ese es el viraje definitivo. Los partidos de la oposición burguesa, que hasta entonces han maniobrado para capitalizar la rebeldía popular, se apresuran en reconocer el indiscutible liderazgo de Fidel Castro.
Columnas rebeldes parten hacia diversos puntos del territorio nacional, entre ellas las de los comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, quienes avanzan hacia la provincia de Las Villas. En esa zona ya operan diversos grupos de combatientes, entre otros los del Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular (Comunista). El 20 de noviembre el Comandante en Jefe de las tropas rebeldes, Fidel Castro, dirige personalmente la Batalla de Guisa, que marca el comienzo de la definitiva ofensiva revolucionaria. En acciones coordinadas, las ya numerosas columnas del II y el III frentes orientales van tomando las poblaciones aledañas para cerrar el cerco sobre Santiago de Cuba. El Che, en Las Villas, toma uno tras otro los pueblos a lo largo de la carretera central y se apresta al asalto de la ciudad de Santa Clara, capital provincial, mientras que, por su parte Camilo Cienfuegos, rinde en tenaz combate el cuartel de la ciudad de Yaguajay.
El 1 de enero de 1959 Batista abandona el país. En una maniobra de última hora, bendecida por la embajada norteamericana, el General Eulogio Cantillo intenta crear una junta cívico-militar. Fidel Castro conmina a la guarnición de Santiago de Cuba a que se rinda y al pueblo a una huelga general que, apoyada masivamente por todo el país, aseguraría la victoria de la Revolución.
Apenas instalado en el poder, el gobierno revolucionario inició el desmantelamiento del sistema político neocolonial. Se disolvieron los cuerpos represivos y se garantizó a los ciudadanos, por primera vez en largos años, el ejercicio pleno de sus derechos. La administración pública fue saneada y se confiscaron los bienes malversados. De esta manera se erradicó esa tan funesta práctica de la vida republicana. Los criminales de guerra batistianos fueron juzgados y sancionados, se barrió a la corrompida dirección del movimiento obrero y quedaron disueltos los partidos políticos que habían servido a la tiranía.
La designación del Comandante Fidel Castro como Primer Ministro en el mes de febrero, imprimiría un ritmo acelerado a las medidas de beneficio popular. Se aprobó una rebaja general de alquileres; las playas, antes privadas se pusieron a disposición del pueblo para su disfrute y se intervinieron las compañías que monopolizaban los servicios públicos. Un hito trascendental en este proceso sería la Ley de Reforma Agraria, aprobada el 17 de mayo, la cual eliminaba el latifundio al nacionalizar todas las propiedades de más de 420 ha de extensión, y entregaba la propiedad de la tierra a decenas de miles de campesinos, arrendatarios y precaristas.
Esta medida, que eliminaba uno de los soportes fundamentales del dominio neocolonial, suscitó la airada respuesta de los intereses afectados. El gobierno de Estados Unidos no había ocultado su disgusto por el “Triunfo de la Revolución” y, tras promover una malintencionada campaña de prensa, adoptó una política de hostigamiento sistemático contra Cuba, alentando y apoyando a movimientos contrarrevolucionarios con el propósito de desestabilizar el país. Los obstáculos interpuestos por el presidente Manuel Urrutia a las transformaciones revolucionarias provocaron en julio la renuncia de Fidel Castro al premierato, cargo al que retornaría días después en medio de multitudinarias manifestaciones de apoyo que determinaron la renuncia del presidente y su sustitución por Osvaldo Dorticós.
En octubre aborta una sedición militar en Camagüey orquestada por el jefe de esa plaza, el Comandante Hubert Matos, en abierto contubernio con latifundistas y otros elementos contrarrevolucionarios de la localidad. Entretanto, los crecientes actos de sabotaje y el terrorismo comenzaron a cobrar víctimas inocentes.
Para enfrentar la oleada contrarrevolucionaria, se crean las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) y los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), organizaciones que, junto a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR) y otras constituidas con posterioridad, posibilitaron una participación más amplia del pueblo en la defensa de la Revolución. La permanente hostilidad norteamericana se materializa en sucesivas medidas encaminadas a desestabilizar la economía cubana y aislar el país del resto de la comunidad internacional. A ello la Revolución responde con una dinámica política exterior que amplía las relaciones y establece convenios con otros países, incluidos los socialistas, en una prueba de su firme decisión de romper la tradicional dependencia comercial. En julio de 1960, tras conocer la supresión de la cuota azucarera cubana por el gobierno de Washington, Fidel Castro anuncia la nacionalización de todas las propiedades norteamericanas en la Isla. A esta medida seguiría, pocos meses después, la decisión de nacionalizar las empresas de la burguesía cubana que, definitivamente alineada junto a Estados Unidos y los sectores oligárquicos, se había entregado a sistemáticas maniobras de descapitalización y sabotaje económico.
Girón fue la primera derrota del imperialismo en América
Pero las agresiones norteamericanas no se limitaron al terreno de la economía. Mientras fomentaba la creación de organizaciones contrarrevolucionarias y bandas de alzados en distintas regiones del país, a las que suministraba armamento y otros abastecimientos, la administración Eisenhower, que rompe relaciones con Cuba en enero de 1961, había iniciado la preparación de una brigada mercenaria con el propósito de invadir la Isla. La invasión se iniciaría el 17 de abril por la zona de Playa Girón, tras un bombardeo sorpresivo a las bases aéreas cubanas. En el sepelio de las víctimas de este ataque, Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución, algo que se percibía ya a partir de las medidas tomadas en los meses finales de 1960. Bastaron menos de 72 horas para que el pueblo aplastase a la brigada mercenaria que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) había tardado meses en adiestrar. Pese a esta histórica derrota, Estados Unidos no cejó en su propósito de aplastar a la Revolución Cubana.
Mediante el Plan Mangosta se dispuso una sucesión de operaciones de agresión que no descartaban la intervención militar directa. Ello conduciría a una grave crisis internacional en el mes de octubre de 1962, al conocerse la instalación de cohetes soviéticos en la Isla. Los compromisos mediante los cuales se dio solución a la crisis, no pusieron fin a las prácticas de agresión del imperialismo.
Asimismo, la acción decidida del pueblo, organizado en las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR) y también en las Fuerzas Armadas (FAR), enfrentó a las bandas armadas contrarrevolucionarias. El bandidaje se liquidó definitivamente en 1965, cuando la última banda organizada que actuó en el país, la de Juan Alberto Martínez Andrades, fue capturada el 4 de julio. Otros bandidos dispersos que trataban de huir de la justicia revolucionaria fueron capturados durante los meses siguientes. Así llegó a su fin la guerra sucia impuesta al pueblo cubano por el imperialismo y las clases reaccionarias, enfrentamiento armado que se extendió durante casi siete años y afectó a todas las provincias del país.
En esta guerra sucia, impuesta por Estados Unidos entre 1959 y 1965, actuaron en todo el territorio nacional 299 bandas con un total de 3 995 efectivos. Entre los combatientes de las tropas regulares y milicianas que participaron en las operaciones, más las víctimas de los crímenes de los bandidos, perdieron la vida 549 personas y muchas otras personas quedaron incapacitadas. El país tuvo que gastar alrededor de mil millones de pesos en esos difíciles años para la economía nacional.
La combinación de las acciones militares con las de carácter político e ideológico desempeñó un papel decisivo en la victoria sobre los bandidos. La derrota del bandidismo en Cuba demostró la imposibilidad de obtener la victoria en una guerra de guerrillas contra un pueblo armado cuando este protagoniza una Revolución auténtica.
En el ámbito internacional, Estados Unidos conseguía separar a Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA). De igual manera conseguía que la mayor parte de las naciones latinoamericanas, salvo la honrosa excepción de México, rompieran relaciones con Cuba. No obstante, la Revolución Cubana fortalecía sus vínculos con el campo socialista y los países del Tercer Mundo, participa en la constitución del Movimiento de Países No Alineados y desarrolla una activa política de solidaridad hacia los movimientos de liberación nacional y de apoyo a los mismos.
La nación, que resistiera decididamente todo tipo de agresiones armadas, debía sobrevivir también al férreo cerco económico. Estados Unidos había suprimido todo comercio con la Isla y se esforzaba por sumar a otros estados a tan criminal bloqueo. Cuba se veía así privada de suministros vitales para su agricultura y su industria. Pero la activa solidaridad de la Unión Soviética y otros países socialistas, unida al tenaz esfuerzo laboral y la inventiva del pueblo, posibilitaron que la economía nacional no sólo se mantuviera funcionando, sino que también creciese.
En medio de muy notables dificultades económicas, se logró eliminar el desempleo y garantizar a la población la satisfacción de sus necesidades fundamentales. Una vasta campaña de alfabetización, en 1961, suprimía la vieja lacra del analfabetismo. Pese al éxodo de profesionales y técnicos alentado desde Estados Unidos, particularmente sensible en el área de la salud, la creación de un servicio médico rural permitía llevar la asistencia médica a los más apartados rincones del país. El sistema educacional alcanza también por primera vez una completa cobertura nacional y un extenso programa de becas pone la educación media y superior al alcance de toda la población.
La calidad de vida se vio enriquecida gracias a una amplia labor de difusión cultural, que se materializó en ediciones regulares y, generalmente masivas, de obras literarias, la creación y sustento de múltiples conjuntos artísticos, la promoción del movimiento de aficionados, y una amplia producción y exhibición cinematográfica. En el mismo sentido influye la generalización de la práctica de deportes, la cual sustentaría una creciente y destacada participación de deportistas cubanos en lides deportivas internacionales.
Tan considerable esfuerzo popular no hubiera podido materializarse sin una apropiado conducción política. Desde el primer año de la Revolución, en las bases y direcciones de las organizaciones revolucionarias comienza una integración que no estaría exenta de dificultades. En marzo de 1962, poco después de que Fidel Castro denunciara la existencia de deformaciones sectarias en el proceso de creación de las organizaciones revolucionarias, se comienza la construcción de lo que sería el Partido Unido de la Revolución Socialista. Este adopta como fundamento la selección de su militancia sobre la base de la ejemplaridad de trabajadores elegidos en el seno de sus colectivos laborales. Un hito decisivo en la materialización de la unidad será la constitución del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), en 1965, como máxima instancia de dirección de la Revolución.
En 1963 se había adoptado una estrategia de desarrollo económico que, tomando en consideración las características de la economía cubana y las perspectivas comerciales con la URSS y otros países socialistas, tenía como pivote la agricultura, en la que se planteaba producir 10 millones de toneladas de azúcar para 1970. Este era, sin duda, un formidable reto si se tiene en cuenta las condiciones organizativas, técnicas y materiales del país. Al enfrentar este reto se produjeron serias distorsiones en la dirección de los procesos económicos, así como en la actividad de las organizaciones revolucionarias, concentradas en la vasta movilización de trabajadores que imponía el bajo nivel técnico de la agricultura cañera y las desproporcionadas estructuras demográficas. El fracaso de la Zafra de los 10 millones daría paso a una profunda revisión de esa política.
A partir de 1971, se revitalizan las organizaciones revolucionarias y se inicia la institucionalización del país. Como culminación de una profunda reorganización, el Partido Comunista de Cuba celebra su primer congreso, después de haber sometido sus principales documentos a una amplia discusión popular. El 24 de febrero de 1976 se proclama una nueva Constitución, aprobada en plebiscito por el voto secreto y directo del 95,7 % de la población mayor de 18 años. Se crean las distintas instancias del Poder Popular, mediante un proceso que tiene como base la elección de los delegados de circunscripción, entre los diversos candidatos propuestos por los ciudadanos en reuniones populares según la zona de residencia.
Durante estos años se verifica también un afianzamiento de la posición internacional de Cuba. El restablecimiento de relaciones diplomáticas con Perú, Panamá, Chile y otros países latinoamericanos, rompe el cerco tendido por Estados Unidos en la década anterior. Tras la firma de convenios comerciales con la Unión Soviética, cuyos favorables términos de intercambio se alejaban de las desiguales prácticas del mercado internacional, Cuba ingresa en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME). En 1976, tropas cubanas enviadas a África, a solicitud del gobierno de Angola, contribuyen a liberar a ese país de la intervención sudafricana. Poco después, otro contingente cubano participará en la defensa de Etiopía de la agresión Somalí.
La celebración en La Habana de la 6ta. Reunión Cumbre de los Países No Alineados, en 1979, evidencia el prestigio ganado por la Revolución. Tras un breve lapso de distensión durante los primeros años del gobierno del Presidente James Carter, las relaciones cubano-norteamericanas se deterioran con el incremento de la agresividad de la política estadounidense al final de la referida administración.
Con la ascensión a la presidencia de Estados Unidos de Ronald Reagan, las acciones contra la Revolución se incrementaron al máximo. El gobierno estadounidense crea las mal llamadas Radio Martí y TV Martí, intensifica el espionaje contra la Isla, realiza maniobras militares, ensaya ataques aéreos y trata de sancionar a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Se puso sobre el tapete la posibilidad de una agresión directa. Cuba responde con el perfeccionamiento del sistema defensivo del país y elabora el concepto de la "Guerra de Todo el Pueblo", cuya esencia radica en que cada cubano tenga un lugar, una forma y un medio en la lucha contra la posible agresión imperialista. La preparación del pueblo en las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), las Brigadas de Producción y Defensa (BPD) y las Zonas de Defensa (ZD) frenaron las intenciones imperialistas de una agresión directa.
Con la Revolución, Cuba, además de obtener su verdadera independencia y rescatar su dignidad nacional, eliminó toda forma de explotación y erradicó la discriminación racial, la discriminación contra la mujer y contra los jóvenes. A esto debe añadirse los logros sociales y los significativos avances económicos alcanzados en el país.
El período entre 1980 – 1985 se caracterizó por avances y logros significativos en el desarrollo económico y social, a pesar del incremento sistemático de la agresividad imperialista y de fenómenos climatológicos adversos. Sin embargo, a partir de 1985, comienzan a hacerse evidentes ciertas deficiencias y tendencias negativas, relacionadas fundamentalmente con la aplicación del sistema de dirección y planificación.
En abril de 1986, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Fidel Castro, planteó la necesidad de iniciar un proceso de rectificación de errores y tendencias negativas que diera solución a los problemas que frenaban y deformaban los principios vitales y originales de la Revolución Cubana, tales como la constante participación popular en las decisiones y tareas, la unidad entre el desarrollo económico y social, la creación del hombre nuevo del cual habló el Che, el rescate de valores históricos, principalmente el pensamiento martiano y una aplicación más creadora del marxismo-leninismo. No obstante las deficiencias e insuficiencias y la necesidad de perfeccionar el trabajo de construcción socialista, el pueblo cubano había alcanzado conquistas realmente impresionantes.
En la salud se creó un sistema integral que va desde el médico de la familia y los policlínicos hasta hospitales especializados y centros de investigación. Así, la asistencia médica gratuita forma una red que cubre la atención a toda la población desde el círculo infantil, la escuela y el centro de trabajo, hasta el hogar.
En la educación, el país muestra el mayor índice de alfabetización en América Latina, con nueve grados como promedio de escolaridad. No existe un solo niño sin escuela. Año tras año ha crecido la cifra de profesores, investigadores, maestros, médicos y demás profesionales universitarios. En 1993, el peor año de la crisis, el presupuesto para la educación fue de 1 384 millones de pesos. En lo que respecta al deporte, Cuba logró ubicarse entre los diez primeros países del mundo.
Comentario aparte merece el desarrollo científico-técnico, que ha devenido un factor vital para la supervivencia de la patria y la Revolución. Se crearon instituciones como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, el Cardiocentro de Cirugía Infantil William Soler (mayor del mundo), el Centro de Inmunoensayo y el Centro de Trasplantes y Regeneración del Sistema Nervioso.
Expresión de este desarrollo es la creación de un equipo de resonancia magnética del sistema Evalimage para la visualización y análisis termográfico de imágenes y el bisturí láser cubano. En Cuba se realizan trasplantes de riñón, hígado, corazón y corazón-pulmón. Además se han producido importantes aportes a la medicina como la vacuna contra la meningitis meningocócica, el interferón alfa leucocitario humano, el descubrimiento de una sustancia que cura el Vitiligo, la obtención del factor de crecimiento epidérmico y otros. Inmersa en el desarrollo y perfeccionamiento de esta obra se encontraba la Revolución cuando se produce el derrumbe del campo socialista y la desintegración de la URSS.
El derrumbe del campo socialista y la desintegración de la URSS fueron hechos que se reflejaron dramáticamente en la sociedad cubana, puesto que la economía del país estaba integrada a esa comunidad. Tal integración estaba condicionada aun más por el férreo, cruel e ilegal bloqueo que Estados Unidos mantuvo y mantiene sobre Cuba desde los primeros años de la Revolución, y que por añadidura siempre limitó extraordinariamente la posibilidad de relaciones con el mundo capitalista.
En 1989, Cuba concentraba el 85 % de sus relaciones comerciales con la URSS y el resto del campo socialista. En este intercambio se establecieron precios justos que evadían el intercambio desigual, característico de las relaciones con países capitalistas desarrollados. Al propio tiempo, se aseguraba el suministro de tecnologías y la obtención de créditos en términos satisfactorios de plazos e intereses.
Al producirse el derrumbe del socialismo en Europa y la desintegración de la URSS, en un período muy corto, Cuba disminuyó su capacidad de compra de 8 139 millones de pesos en 1989, a 2 000 millones en 1993. Esto también desencadenó una gran euforia en el gobierno de los Estados Unidos y entre los grupos contrarrevolucionarios cubanos en Miami. Se vaticinaba que el desmoronamiento de la Revolución Cubana era cosa de días o de semanas. Llegaron a realizar gestiones políticas para la organización e integración de un nuevo gobierno. Sin embargo, pasaban los meses, se ampliaba la crisis, pero en Cuba no había descomposición.
Desde julio de 1989, el Comandante en Jefe Fidel Castro había alertado acerca de la posibilidad de la desaparición del campo socialista e incluso acerca de la desintegración de la URSS, y ya en octubre de 1990 elaboró las directivas para enfrentar el "Período Especial" en tiempo de paz. Este era un concepto de la doctrina militar de "Guerra de Todo el Pueblo", referido a las medidas para encarar el bloqueo total, golpes aéreos y desgaste sistemático, así como una invasión militar directa.
En 1991, se efectúa el IV Congreso del PCC en el que se analiza la situación y se precisa sobre la necesidad de salvar la Patria, la Revolución y el Socialismo, es decir, la obra que tanta sangre, sacrificio y esfuerzo había costado al pueblo cubano en más de cien años de lucha. En este congreso se tomaron importantes acuerdos relativos a las modificaciones a la Constitución, los estatutos del Partido y se sentaron las bases de la estrategia para resistir y comenzar la recuperación.
En la estrategia trazada se pusieron en práctica una serie de medidas encaminadas a lograr la elevación de la eficiencia económica y la competitividad, el saneamiento financiero interno, soluciones al endeudamiento interno; la reinserción en la economía internacional, incentivar la inversión de capital extranjero, el fortalecimiento de la empresa estatal cubana, condición esta necesaria y sin la cual no puede haber socialismo. También se analizó la necesidad de ampliar y perfeccionar los cambios económicos que fuese necesario hacer, de manera gradual y ordenada. En síntesis, se trataba de utilizar, sobre la base de la preservación de los postulados esenciales de justicia social y de las conquistas, los mecanismos de las relaciones monetario-mercantiles y de la gestión capitalista, de forma controlada, para al descenso de la economía interna, reactivar la misma e iniciar su recuperación.
El imperialismo norteamericano y los grupos apátridas de Miami, molestos ante la realidad de la resistencia cubana, incrementaron las acciones para difamar a la Revolución, desestabilizarla y arreciar aun más el bloqueo económico.
Así, a mediados de 1992, el gobierno estadounidense aprueba la Ley Torricelli que, entre otras cosas, otorga al Presidente de Estados Unidos la potestad de aplicar sanciones económicas a países que mantengan relaciones comerciales con Cuba y prohíbe el comercio de subsidiarias de empresas norteamericanas radicadas en terceros países con la Isla. Esta ley constituyó un paso más en el intento de rendir al pueblo cubano por hambre.
Sin embargo, a pesar de la Ley Torricelli, Cuba comienza a expandir su comercio, obtiene algún financiamiento para determinadas actividades económicas y empresas de varias naciones comienzan a realizar inversiones y establecen vínculos económicos con el país. Por otra parte, en febrero de 1993, año más agudo de la crisis, se realizan elecciones, cuyos resultados demuestran fehacientemente el apoyo popular a la Revolución: el 99,7 % de los electores emiten su voto y sólo el 7, 3 % lo hace en blanco o anula la boleta. No obstante, la camarilla anticubana de estados Unidos recurre otra vez al intento de generar la subversión interna, actos terroristas, provocaciones, sabotajes, infiltración de agentes de la CIA, e intensifican la propaganda contra y hacia Cuba. Más de mil horas de radio se dirigen hacia la Isla. También priorizan la estimulación de las salidas ilegales del país, preferentemente mediante el robo de embarcaciones e incluso de aviones.
Esto último da lugar, en julio de 1994, al incremento del robo de embarcaciones por parte de personas presionadas fundamentalmente por la situación económica, aunque hubo casos en los que se produjeron asesinatos. En estas circunstancias se realizó el robo del Remolcador 13 de marzo, que fue abordado por más de 60 personas con la idea de viajar hacia Estados Unidos. A pesar de las advertencias sobre el mal estado de la embarcación, iniciaron la fuga perseguidos por otros remolcadores, uno de los cuales chocó con el perseguido y se produjo un accidente. Todas las embarcaciones que llegaron al lugar hicieron grandes esfuerzos de rescate, pero no pudieron impedir que perecieran unas 32 personas.
De este accidente se hizo una gran campaña en la que se acusaba al gobierno cubano de ordenar el hundimiento de la embarcación.
Ante estos hechos, el gobierno cubano decidió no impedir las salidas ilegales, medida que obligó a la Administración norteamericana a sentarse a la mesa de negociaciones y firmar el 9 de septiembre de 1994 un acuerdo migratorio con Cuba.
Después de 36 años, Estados Unidos se vio en la necesidad de tomar medidas que desestimularan las salidas ilegales hacia ese país.
En julio de 1995, de nuevo el pueblo cubano dio una contundente demostración de unidad y apoyo a la Revolución al celebrarse las elecciones para delegados al Poder Popular. A pesar de la campaña desplegada por la propaganda revolucionaria, que orientaba la abstención en los comicios, el 97,1 % de los electores ejercieron el voto, el 7 % de las boletas fueron anuladas y el 4,3 % depositadas en blanco. Es decir, más del 87 % del electorado expresó su actitud de apoyo a la Revolución.
Las frustraciones de la camarilla contrarrevolucionaria del exilio cubano y algunos sectores del gobierno norteamericano, después del espejismo provocado por el derrumbe del campo socialista, volvieron a la carga, ahora con un proyecto propio del hombre de las cavernas: la Ley Helms-Burton. Esta Ley, prevé un bloqueo económico total, absoluto e internacional. También pretende impedir la inversión extranjera y cortar todo tipo de financiamiento y suministro desde el exterior del país. Establece diversas sanciones a las empresas y empresarios que mantengan relaciones económicas con Cuba. Además legaliza el apoyo de Estados Unidos a los grupos contrarrevolucionarios de la Isla y establece el derecho de ese país a determinar qué tipo de gobierno, de sociedad y de relaciones deberá tener la isla después de derrocada la Revolución. En fin, esta ley pretende rendir por hambre al pueblo cubano y prácticamente anexar el país a Estados Unidos.
Después de aprobada la ley en el Congreso de Estados Unidos, los grupos de ultraderecha, aprovechan el incidente provocado por la organización contrarrevolucionaria de Miami, Hermanos al Rescate, cuando el 24 de febrero de 1996 el gobierno cubano se vio obligado a derribar dos avionetas que en diversas ocasiones habían violado el espacio aéreo cubano, lo que había provocado varias advertencias al gobierno de Estados Unidos, para presionar a la Administración norteamericana a que firmara la ley, que entró en vigor en agosto de ese mismo año.
Esta ley no sólo ha concitado el rechazo de todo el pueblo cubano, sino de prácticamente la totalidad de los pueblos y gobiernos del mundo, así como de las organizaciones e instituciones internacionales. Prueba de ello son las votaciones contra el bloqueo en la ONU, el acuerdo de la OEA en rechazo a la Ley Helms-Burton, las posiciones de México y Canadá, de la Unión Europea, del Grupo de Río, etc.
Cuba, a pesar de los efectos negativos y de la creación de una situación más compleja y difícil que genera dicha Ley, ha continuado la aplicación de su estrategia y paulatinamente, con serenidad y firmeza, logró detener el descenso económico y obtener una reanimación gradual en los años sucesivos. Por otra parte, se han mantenido los sistemas de salud y educación y la seguridad social. No ha quedado ningún cubano desamparado y en el año 1997 la tasa de mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos fue de 7,3. La expectativa de vida sobrepasa los 75 años.
En enero de 1998 se efectuaron las elecciones de candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular y de delegados a las Asambleas Provinciales. El 98,35 % de los electores votaron, el 1,64 % de las boletas fueron anuladas y el 3,36 % fueron depositadas en blanco, lo que arroja un total de 95 % de votos válidos. El 94,39 % correspondió al voto unido, o sea, a la candidatura propuesta pro la Comisión Nacional Electoral.
Las relaciones con los países exsocialistas antes de 1990 contribuyeron al desarrollo cubano, en especial, a través de inversiones, programas y proyectos de desarrollo que requerían de cuantiosos recursos. El intercambio comercial con esos países se basaba en precios preferenciales dada la condición de país subdesarrollado de Cuba, y en un intercambio comercial relativamente estable y mutuamente beneficioso.
La desarticulación del socialismo en estos países tuvo consecuencias dramáticas para la isla porque se cerraron los créditos y la asistencia para el desarrollo, se redujeron los mercados externos y sus fuentes de abastecimiento; y provocó por segunda vez en pocas décadas una ruptura abrupta en las relaciones de integración económica que se habían desarrollado. O sea, se eliminaron las condiciones externas en las que se había insertado la economía, y quedaron al descubierto las ineficiencias en el modelo económico.
Las medidas encaminadas a la corrección de los desequilibrios macroeconómicos, posibilitaron una recuperación gradual de la economía, que aunque todavía resultaba insuficiente, se había logrado en medio de un contexto exterior complejo. Como parte de la política de estabilización activa emprendida se habían podido corregir los indicadores macroeconómicos internos de carácter monetario y fiscal. La tasa de desocupación estaba alrededor del 6%, el índice de precios al consumidor había sufrido un incremento, pero manejable, dado los diferentes mercados que funcionan en el país.
Durante la década de 1990 comienza en Cuba un proceso de reinserción en el mercado internacional para el que la isla no contaba con ventajas aparentes después de más de 30 años de virtual ausencia del mismo, siendo un aspecto importante de esa apertura económica las Asociaciones Económicas con el Capital Extranjero (AECE).
El proceso de apertura al capital extranjero estaba orientado a la solución de problemas puntuales del proceso de crecimiento de la economía cubana, entre ellos: la diversificación de las exportaciones en calidad y cantidad, la adquisición de materias primas, la necesidad de capitales frescos, la inserción en nuevos mercados, la adquisición de tecnologías avanzadas, y la introducción de prácticas modernas de gestión económica.
El crecimiento sostenido a primera vista parecía confirmar la existencia de un patrón de inversión favorable en el entorno doméstico, entre 1988 y 1999 se habían constituido 497 asociaciones económicas internacionales, quedando activas 374 asociaciones al cierre de 1999. A partir de 1998, se observan asociaciones económicas dirigidas a nuevas actividades, entre ellas a los servicios públicos, por ejemplo se constituyó en 1999 la empresa ENERGAS (cubana-canadiense) para producir electricidad empleando como combustible el gas acompañante de los pozos petroleros de la zona norte de La Habana. Junto a ello apareció la primera empresa de capital totalmente extranjero de Panamá para construir y operar una planta de generación de electricidad en la Isla de la Juventud. Se crearon empresas financieras con bancos cubanos, como la empresa mixta entre el Banco Popular de Ahorro (BPA) y Caja Madrid, de España. En 1999 se crearon 58 asociaciones económicas internacionales, siendo las más representativas por las características de las mismas, la realizada por la empresa Habanos. SA, que dio lugar a la entidad Altadis para la comercialización del tabaco cubano; la empresa Aguas del Oeste para la gestión de servicio de agua de algunos municipios del oeste de la ciudad. En la rama de la industria del papel, se crearon 3 asociaciones para rehabilitar fábricas existentes, como la de Cárdenas, Santa Cruz del Norte y Jatibonico. Como se infiere en las empresas mixtas, el mayor porcentaje esta vinculado al sector industrial, después al turismo, y en menor medida están los acuerdos en la esfera de los servicios.
Se crearon en Cuba 3 sociedades cubanas que se asociaban con inversionistas extranjeros: Habaguanex (Fenix. SA), CIMEX (Inmobiliaria CIMEX. SA) y Cubalse (Inmobiliaria LARES). A partir de 1998 el interés en la creación de este tipo de empresas fue muy evidente, existiendo en el año 2000, 19 asociaciones constituidas y 102 nuevos proyectos, por lo cual se aprovecharon estas circunstancias, por las numerosas bondades que ofrece Cuba para este tipo de empresas. De las empresas inmobiliarias existentes, 2 se formaron para el alquiler de oficinas, el resto para viviendas, los capitales de estas empresas eran provienentes fundamentalmente de España, Italia, Canadá, Luxemburgo, Francia, Israel, entre otros. El turismo, a partir de esta década, introdujo nuevas modalidades operacionales por la presencia de diversas formas de asociación conjunta con el capital foráneo que condujeron a una reestructuración de ese sector, formándose las cadenas Gran Caribe, Horizontes e Isla Azul junto a las corporaciones CUBANACAN y GAVIOTA; estas agrupan hoteles de distintos rangos, así como restaurantes y otras ofertas especializadas.
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