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Biografía del Autor:
Daniel Pietrobelli
Nacido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, médico de profesión e investigador en temas relacionados con la mayor de las Antillas en especial bloqueo en temas relacionados con la salud el autor construye una obra de gran interés en relación a la batalla por un mundo justo y el pedido de fin a la injusta medida de casi 60 años de Estados Unidos hacia el pueblo cubano.
Las maquinarias de la agresión
Daniel Pietrobelli
1º edición Precio: AR$11000.00.-
/ U$S8.00.-
Así como no hay un solo cubano en muchas de las cifras mencionadas, menos aún encontrarán uno en la lista de desaparecidos, torturados y asesinados por sus ideas políticas. Mientras tanto, los medios masivos de “comunicación” niegan y distorsionan la verdad. Sólo le muestran al mundo las virtudes del consumismo enajenante. Los grandes medios formadores de “opinión pública”, silencian el bloqueo yanqui y los logros cubanos, dando en su lugar amplios espacios para trivialidades o a los asuntos que pertenecen únicamente a las cuestiones internas de Cuba. También, jerarquizan los comentarios de los minúsculos grupos asalariados que responden a la Oficina de Intereses de Estados Unidos, instalada en La Habana.
El imperialismo y sus aliados locales, dueños de los aparatos propagandísticos, deciden lo que hay que decir, pensar, hacer y usar. El capitalismo ha creado un potente aparato ideológico y multiplicador de noticias, que actúa en todas las esferas de la vida de la sociedad. Éstos desvían la atención de la población de los sucesos de los países caribeños, de los agudos dilemas políticos en el mundo y locales; fijan o intentan fijar su interés sobre asuntos y problemas de segundo orden. De hecho, la libertad del periodista de exponer su punto de vista sobre los más diferentes fenómenos y acontecimientos, se amolda no sólo a los gustos y opiniones del director de los medios masivos de propagación, sino también, a las exigencias de la burguesía. También el periodismo mercenario es una realidad que no se la puede dejar de lado. Otro método es el silencio y es muy utilizado para desinformar sobre los sucesos que podrían hacer “ver” desde otra perspectiva.
En el sexagésimo aniversario del primer crimen atómico dirigido a poblaciones civiles, ocurridos entre el 6 y el 9 de agosto de 1945 en Hiroshima y Nagasaki, los “Defensores de los Derechos Humanos” no han frenado el desarrollo y ulterior bombardeo de pueblos enteros con armas infinitamente más letales. Con su superioridad nuclear amenazan a la paz mundial con el pretexto de hallar supuestos “ejes del mal” que, a su juicio, deberían ser eliminados de la faz de la tierra. Tal es la esencia del imperialismo y del nazismo, como expresiones de los intereses de las fuerzas más reaccionarias y agresivas de la burguesía imperialista y de la expansión del capital. El Pentágono argumenta en todos los medios audiovisuales que los posibles “ataques preventivos” ocasionarán “escasos perjuicios ecológicos” y los “daños colaterales” (muerte de civiles) será ínfima. Mientras, el periodismo de la clase dominante, mutila el pensamiento crítico del hombre que vive dentro de una maraña ideológica de la cual no logra escapar.
Tanto cinismo, tanta hipocresía, tanta arrogancia, pretenden hacer pensar con mentalidad aldeana (abrir las ventanas y disfrutar con las luces de los “shoppings”), con el objeto de alejarnos de la verdad histórica concreta.
Con estos criterios se procura condenar solamente a Auschwitz y absolver a Hiroshima, Nagasaki, Yugoslavia e Irak, pretendiendo hacer aceptar u olvidar con total mansedumbre semejante bestialidad.
Que casi ocho millones de cubanos – el 84% de la población electoral - participaran en 41 600 asambleas para elegir libremente los candidatos a delegados a las Asambleas Municipales del Poder Popular, que fueron electos por voto secreto y libre el 17 de abril de 2005, no es noticia para la prensa que nos indica en qué debemos pensar, sobre qué tenemos que discutir o qué necesitamos consumir. Todo ello es extraño para el mundo del capital, del despilfarro, el consumismo y la desinformación.
Así, los propietarios de los medios de difusión masiva, mantienen, en complicidad con los dueños del poder económico (que son los dueños del poder político), una desinformación inmoral sobre el mundo real, injusto, desigual y con estereotipos difíciles de modificar.
La historia demuestra con meridiana precisión y elocuencia que el Plan para restablecer una “Cuba Libre”, no es más que una renovada y modernizada versión del mismo que aplicaron desde enero de 1899, durante sesenta años de explotación, intromisión e intervenciones militares.
La victoria lograda el 1 de enero de 1959 fue un acontecimiento histórico que puso fin a cuatro siglos y medio de dominación colonial e imperialista, de opresión de las masas trabajadoras y de todo el pueblo. Los siglos de hambre, insalubridad, desempleo, discriminación, racismo, arbitrariedad, criminalidad e ignorancia, sucumbieron por las profundas transformaciones en la nueva base económico-social.
La edificación de la nueva sociedad que, inevitablemente conducirá a nuevos tipos de hombres y mujeres, transcurrió en una lucha tenaz contra las fuerzas aliadas de la oligarquía local y el imperialismo estadounidense, los cuales recurrieron a las presiones económicas y políticas, al crimen, al terrorismo, etc. Cuba resistió y resiste, mostrando el sendero y al verdadero enemigo de los pueblos que luchan por su liberación. Por ello el bloqueo y todos los intentos de exterminio han sido ubicados en el basurero de la historia.
Lo que ignoran, ocultan o tergiversan estos señores, es que las ideas de Marx, Engels, Lenin, Martí, Fidel, el Che Guevara, Mariátegui y tantos otros han impregnado la subjetividad del sujeto pueblo de profundos análisis, para combatir al capital dondequiera que éste se halle y conquistar la liberación definitiva. La doctrina y el accionar del pueblo cubano, mancomunadamente, han evidenciado que sus pensamientos son exactos – la vida lo demuestra - y pueden y, necesariamente en el momento histórico apropiado, harán surgir un nuevo Moncada para finalizar un 1 de enero de otro tiempo y otro espacio. Cada uno con sus características específicas y con una historia previa que ha de condicionarla.
La Revolución Cubana fue el jalón determinante de todo el período precedente de desarrollo histórico en el continente. Constituyó un acorde final de la práctica social anterior y, por sobre todo, mostró los principios fundamentales y el contenido del porvenir.
En los años transcurridos los enemigos de la Revolución Cubana han intentado enterrarla más de una vez. Peor para ellos: la vida resuelve la discusión y Cuba lo hace, con avances y retrocesos. Con bloqueo genocida, con todo el arsenal de ataques más arteros y feroces, los pueblos del mundo la admiran. La desinformación y la ignorancia sumada a la ausencia de compromiso y al accionar individual, crean escepticismo, desconfianza y aborrecimiento en los necios que rechazan argumentos sólidos o que no han realizado esfuerzo alguno para comprender que la vida tiene alternativas en su desarrollo y que se puede y se debe cambiar.
El accionar mediocre y conformista no permite el desarrollo personal y conduce, en última instancia, al desinterés rebosante de explicaciones sacadas del almacén del cinismo y la incultura. Cuba enseña coherencia en el modo de pensar, lo cual supone saber esclarecer con amplitud e independencia, no de tanto en tanto, sino siempre.
Cuanto mayor es el bloqueo, Cuba se fortalece, se dignifica, recoge más solidaridad de los pueblos del mundo, que reconocen en la patria de Martí el mayor ejemplo de la dignidad latinoamericana. La agresión permanente del imperialismo sobre el Proceso Revolucionario Cubano, no logró debilitar la fortaleza, el patriotismo ni la autoestima de Cuba. No existen Torricelli, ni Helms-Burton, ni nazifascismo republicano, variante Bush, que detengan el heroísmo cotidiano del pueblo cubano, su grandeza y la dirección que, con sabiduría y honor, supo conferirle su digno comandante Fidel, ser excepcional y referente en la coherencia.
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